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La Versatilidad de Moctezuma y el "Turismo Prehispánico"
Cuando se ejerce en mobre de de Quetzalcóatl y Huitzilopóchtli,
como en el caso de nuestro bisabuelo Moctezuma Xocoyotzin, el poder
no sólo supone la obligación de conducir sabiamente
a los hombres y vigilar con prudencia el destino de los pueblos,
también impone otros deberes que involucran la versatilidad
y capacidad viril del mandatario, quien -cosas de aquellos tiempos
y de esas prudentes gentes-, debe derramar con generosidad sus íntimas
substancias masculinas para asegurar la descendencia y perpetuar
biológicamente e históricamente la dinastía.
Para ello, Moctezuma contaba con la dulce compañía
de las mas bellas doncellas del mperio y las bellas, abundaban en
Tenochtitlán.
Carta tan abrumadora para Moctezuma -una más, entre las
muchas que exigía el atender la vida del pueblo que creó
una de las más alucinantes culturas de la América
indígena-, suponía la necesidad cíclica de
restaurar sus vigores agobiados y concederle vacaciones a las glándulas
exhausteas y sobretrabajadas. Y era entonces -¿prescripción
médica?-, cuando la real fatiga hacía emprender el
viaje a Oaxtepec, lugar en el que el Seguro Social construyó
un balneario y centro vacacionista, en las arroceras llanuras del
estado de Morelos; ese Oaxtepec de aguas tibias, balsámicas
y mágicas con propiedades que hoy llamaríamos afrodisiacas.
Allí, Moctezuma rescataba la potencia necesaria para retornar
a Tenochtitlán y proseguir el sugestivo deporte de darle
más crios al Imperio. Así, Moctezuma inauguraba en
México una actividad que actualmente se llama Turismo y que
supone un desplazamiento humano temporal.
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