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Dos Baluartes Femeninos en la Hotelería Novohispana.
La intrépida presencia femenina en los timones
empresariales de la mesonería novohispana tiene sus orígenes
en el haber de Doña Marina, quien, en la segunda década
del siglo XVI, inaugura históricamente en México,
la presencia femenina en el campo del hospedaje, al abrir una Venta
adelante de Cuajimalpa -en lo que hoy es el Distrito Federal-, en
un punto aún denominado "La Venta de Doña Marina".
Otro personaje, espadachín consumado, que en la punta
de su espada portada el acta de su liberación como mujer,
desembarcó en el estado de Veracruz, parapetado tras el nombre
de Alonso Rodríguez. En realidad, era Catalina de Erauzo,
la celebérrima Monja Alférez.
Entre aventura y aventura, Catalina montó un lindo negocio:
una empresa de arriería que cubría la entonces socorrida
ruta México-Veracruz.
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